Bueno, pues este es el análisis (que no me gusta mucho, por cierto). Corresponde al número 806 de Coche Actual, del 25 de septiembre al 1 de octubre. He quitado una parte porque solo habla de la calidad de los acabados (a los que critica), estética, etc. Habla del 1.4 HDi SX de 70CV y del 1.6VTR de 110.
Dinámica aplicada (habla del acabado X-SX y se centra en el 1.4 HDi)
Aquí el C2 echa el resto, hasta el punto de ser el de su clase de más carácter deportivo, incluso en el caso de este HDi. No tiene una dirección muy rápida y la batalla corta hace que en las curvas rápidas parezca impreciso, pero está amortiguado con el equilibrio en el punto de mira: controla bien los movimientos de la carrocería (quizá en extensión podría mejorar), y no resulta incomodo. En curva lenta tiende a subvirar, pero no es difícil hacer que la trasera ayude. Y lo hace con más progresión que un Saxo, en tanto que la carrocería se siente más controlada que un C3. Puestos a ir más rápidos un cambio de gomas de más agarre siempre debe estar en mente, aunque por tamaño están bien.
En el debe le apuntamos la actuación del servofreno de emergencia. Es brusco y violento a poco que pasemos el pie derecho de acelerador a freno. Ahora bien, las distancias de frenado, aún con tambores traseros y no tanta goma sobre el suelo como el VTR, son buenas y es estable.
Por el momento, sólo un motor, el 1.4 HDi en versión de 70cv (quizá Citroën guarde para un futuro el HDi de 90 cv
¡ y si encima tuviese el acabado VTR!) lo que le sitúa en categoría de rara avis, puesto que sólo Arosa, Lupo y Panda llevan diesel.
El HDi es tan suave y de margen de uso tan amplio como nos tiene acostumbrado este motor en el C3, Fiesta, 206, Focus, etc, y le toca mover los mismos kilos que en un C3. De ahí que diferencias de prestaciones pudieran pasar por las de dos unidades diferentes del mismo coche, más que por las de dos coches diferentes, aunque el pequeño es siempre más rápido. No es ningún trueno, pero el C2 no es torpe, aunque sí es cierto que no recupera con facilidad, más por el desarrollo del cambio. Si en ciudad no hay problemas de quedarse atrás con él, en carretera tampoco: rodar a 160 está tirado y aunque no es muy silencioso en ese caso, su tono no es molesto.
En cuanto al consumo, pues bastaría decir que es difícil que el ordenador marque más de 5.5 litros de media. Es decir, no sólo es económico por precio de compra, también por coste por kilómetro, hasta situarse entre los mejores.Sensación de vivir (1.6 VTR)
El actual tope de gama es posiblemente uno de los vehículos con una relación divertimento/precio más favorable de cuantos han pasado últimamente por nuestras manos.
Como un mayor
Lo primero que llama la atención del C2 más deportivo es su imagen y aspecto de coche muy compacto. A esta situación se llega porque porque el VTR añade sobre el modelo básico algunos aditamentos sobre la carrocería, y lo que es más importante, y que a la postre marca la diferencia de comportamiento, unas llantas de 16 con unos neumáticos con perfil 45 y 195 de anchura. Sin duda. El 1.6 16V VTR se diferencia del resto de los C2 por su comportamiento deportivo. Intachable. El motor es otro punto de diferencia, que nos permite realizar una conducción agresiva o relajada.
El C2 se mueve con mucha soltura por carreteras de montaña, pero lo que más nos ha sorprendido es lo bien que va por autovías. En este terreno el 1.6 16V VTR nos asombra por un aplomo que sorprende comparado con el diesel, en el que se deja notar más lo reducido de la batalla. Permite tomar curvones rápidos a una velocidad impensable para un modelo tan pequeño. Pero la verdad es que este C3 tiene truco: con la menor altura de la carrocería (el centro de gravedad está más bajo), suspensiones firmes y anchísimos neumáticos, lo que parecía impensable en un principio, resulta ser uno de los puntos a destacar, y este C2 se muestra efectivo en un terreno que no es el suyo.
Lo único que queda en entredicho en este tipo de trazados es el confort (más por el ruido porque en este C2 también se echa en falta mayor insonorización, que porque las suspensiones sean incómodas) y la autonomía, pues sólo tiene 41 litros de capacidad de combustible.
Los desarrollos del cambio son algo cortos, pero esto es más una virtud que un defecto en un coche de este planteamiento, pues así es más fácil sacar el máximo partido al voluntarioso motor 1.6.
Por encima de las 4.500 rpm se aprecia un ligero cambio de sonido que se acompaña con una entrega extra de potencia. Esto hace posible que cuando circulamos por encima de los 150km/h y nos vemos obligados a levantar el pie del acelerador, al pisar a fondo otra vez contamos con una buena dosis de respuesta. El cambio robotizado Sensodrive (el único disponible con este motor) muestra sus mejores formas en modo secuencial, y en carretera es toda una delicia. Si levantamos el pie ligeramente al subir de marcha se logra un menor tiempo de respuesta, y eliminamos cualquier amago de tirón. En reducciones, es simplemente ejemplar. El manejo de cambio desde la palanca es más intuitivo, pero las levas tras el volante son cómodas y efectivas, salvo en zonas de muchas curvas donde es más fácil encontrar y manejar la palanca. También disponemos de un modo completamente automático, aconsejable más que nada para ciudad o atascos, aunque conviene aprender sus reacciones y ayudar en los cambios levantando ligeramente el pie del acelerador para que no se produzcan tirones. En modo manual no hay kick-down y tampoco cambia a una marcha superior al corte. Si reducimos la velocidad, o bien paramos en un cruce, el Sensodrive sí reduce automáticamente. Lo menos bueno de este cambio es que en maniobras obliga a echar mano del freno para modular el ajuste fino a la hora de aparcar.
Como en el HDi, los frenos son un punto claramente mejorable, pero no por su falta de potencia, sino por lo excesivo de la asistente de frenada de emergencia. Lo que si muestra es un tarado magnífico es el control de estabilidad, que tarda en entrar y cuando lo hace no es muy brusco. Esto nos permite jugar con la zaga a base de levantar el pie del acelerador.
Los VTR se diferencian del resto de los C2, además de por la estética y los asientos específicos, por ofrecer de serie el ABS, llantas de 16 y regulador de velocidad en el volante, que va forrado en cuero. Además, es el único C2 que puede montar ESP, que se incluye en un pack que incluye climatizador y pintura metalizada, por un precio de 1.700.